Hacer las cosas bien, ¡y con perfección!

En una ocasión, me encontraba con un grupo de amigos. Uno de ellos, laico consagrado a Dios, nos dijo: «Hay que hacer las cosas, siempre con la máxima perfección posible; eso es algo que todos los católicos debemos procurar y de manera especial, los que han buscado la consagración a Dios». Todos estuvimos de acuerdo, claro, además este amigo siempre buscaba dar buenos consejos y formar a los demás de la mejor manera y con la mayor caridad posible. Pero como suele pasar en todo grupito, siempre hay uno que salta a mostrar su mejor postura. Y en esa ocasión otro muchacho que estaba escuchando lo que dijo el primero lo interrumpió diciendo: «Pero, Javi, ¿cómo dices eso? Es que eso es de vanidosos y orgullosos. ¿No sabes que "nadie es perfecto sino solo Dios"? ¿Cómo alguien podría serlo? O es que ¿te crees perfecto?» 

Claramente ese tipo de preguntas son las típicas que pone la gente que quiere atrapar o hacer caer a alguien. Bueno, pero ¿tendría razón? Porque, pues es cierto, nadie es perfecto sino solo Dios. Todos los demás, de una manera u otra siempre lo arruinamos. Pero la respuesta de Javi a este muchacho lo dejo sin refutación: 

«Para nada. No pienso que soy perfecto, y no digo que quien procure lo que he dicho sea perfecto. Pero, mira, ¡qué yo no me he inventado nada esto! El mismo Jesús lo dijo: "Sed perfectos como mi padre celestial es perfecto" (Mateo 5:48). Con eso el Señor nos invita a buscarle sólo a Él, y el que lo busca, (sólo a Él) el mismo Señor le mete unas ganas de hacerlo todo como es Él mismo: perfectas. Y por lo tanto, y sin casi darse cuenta de que el hombre pobre lo hace, comienza a hacerlo todo lo mejor posible... En todos los sentidos, y claro, comenzando por las cosas pequeñas: ya sabes, tus deberes, tareas, hacer tu cama, tener en orden, cumplir lo que decimos y lo que acordamos con los demás... hasta nuestra oración, la misa, y las demás cosas del Señor (claro, primero necesitas esto último, para conseguir lo demás)... Y si consigues eso, los grandes proyectos de tu vida, lo harás con perfección.
   En pocas palabras, esa perfección de la que nos habla el evangelio, no es más que caridad (amor) que busca hacer todo lo que hace: bien».


Así que ya lo sabes, a procurar hacer todo con perfección, pero la perfección del Evangelio. Sin miramientos a uno mismo ni a nadie, así hacer las cosas. Buscando sólo a Dios.


Hombre Católico

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