CUARESMA II Parte

Dice la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia, fundadora de La Obra de la Iglesia: «Dios obra lo que dice». Y este es el gran misterio de que Dios para salvarnos se halla dicho a sí mismo. Es decir, que se haga hombre. Cuando Dios nos quiere decir su infinito Amor, nos lo manifiesta dándonos su misma vida. ¡Así ama Dios! Dios me ama tanto que se me da del todo, en su realidad infinita ¿y yo cómo le respondo? Muchas veces con una vida mediocre.

Resultado de imagen para yunque¡Cuánta necesidad de penitencia! Cuánta falta de sacrificio y oración. Y estos son necesarios. Al pecar nuestros primeros padres nos dejaron que ese rasgo del pecado original. Y nos torcimos. Por eso con San Pablo todos días podemos decir: «Pues no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero: eso es lo que hago...» (Rom 7, 19) Estamos torcidos por nuestros pecados y quiere esfuerzo hacer el bien y no el mal. Por eso en la vida cristiana, los sacrificios nos fortalecen el espíritu y la voluntad, y nos ponen despiertos y en postura atenta.

Un ejemplo de esto lo vemos en los niños. A aquellos niños que siempre se las da lo que quieren cuando lo quieren, y si no hacen el berrinche, cuando crecen fácilmente caen ante las tentaciones o las simples pruebas de la vida. En cambio, cuando desde pequeños se va FORJANDO la voluntad, al crecer éstos serán triunfadores en todos los sentidos, incluso ante los aparentes fracasos. Nuestra vida debe de ponerse en el yunque y dejar que el Forjador nos moldee a la manera que Él quiera.

Es necesario llevar todo esto a la oración. Y desde ahí, cerquita de Jesús en el Sagrario, pedirle la gracia. Esa gracia que nos dará fuerza, y nada ni nadie nos podrá apartar de Él.

¡Viva Cristo Rey!

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